Vivimos en un mundo donde pasamos gran parte de nuestro tiempo trabajando. No paramos. Vamos de acá para allá. Algunas personas, además de sus trabajos profesionales, están implicadas en multitud de actividades de todo género. Otras, incluso, tienen varios trabajos remunerados. No es el momento de valorar si estas situaciones son fruto de la necesidad o de la devoción.
Sin embargo, muchos de estos sujetos se encuentran insatisfechos y manifiestan estar “quemados”. Hacen, hacen y hacen pero no disfrutan realmente de lo que hacen. Estas situaciones me llevan a plantear la cuestión de la eficacia, no solo en el trabajo profesional, sino en todas las actividades que emprendemos. ¿Somos personas realmente eficaces?