Motivación es una palabra de origen latino que se sitúa etimológicamente en la órbita del verbo moveo (mover). En consecuencia, el significado de motivación tiene que ver con el movimiento. En términos psicológicos, se puede definir como el conjunto de impulsos que empujan a la persona a iniciar determinadas acciones y a persistir en ellas con el fin de alcanzar un objetivo. De manera más sencilla, podemos concluir que la motivación es aquello que nos mueve a actuar. Si este conjunto de impulsos se ponen en movimiento a partir de un deseo interno –por ejemplo, “encuentro una enorme satisfacción personal en aprender”-, hablamos de motivación intrínseca –; si, por el contrario, estos impulsos están originados a partir de factores externos –“si no me pagan, es que no trabajo”-, la denominamos motivación extrínseca.
Sin embargo, el objetivo de este artículo es mostrar cómo ese conjunto de impulsos que nos llevan a actuar son tremendamente frágiles por su misma condición de impulsos y que son necesarias estrategias para revitalizarlos, reactivarlos y fortalecerlos, ya que la motivación, como se recoge en su definición, implica que se inicien acciones pero, sobre todo, que se persista en estas acciones para conseguir los objetivos propuestos.
A continuación, te proponemos algunos consejos que te ayudarán a revitalizar los impulsos iniciales de tus grandes proyectos y a mantenerte en la carrera por conseguir tus sueños.